En recientes declaraciones Diego García
Sayán, presidente de la Comisión del Lugar de la Memoria, dijo algunas
barbaridades que erizan el pelo a los que tienen dos dedos de frente. Según él,
el contenido del “lugar” no dará solo la versión de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación sino que también recogerá otras fuentes. ¿Pero a qué otras fuentes o versiones se
refiere? ¿A las de los terroristas de Sendero Luminoso que dicen que eliminaron
a treinta y tantos mil indígenas quechua-hablantes porque era una estrategia de
guerra contra el gobierno, o a los que respaldan la represión asesina de otro tanto
de peruanos por las Fuerzas Armadas y Policiales arguyendo que fueron excesos
aislados cometidos por algunos de sus mandos que estaban estresados por los
combates?
Las declaraciones de García Sayán son tan
preocupantes y absurdas como si alguien dijera que los museos del holocausto
recogen varias de la exterminación de 6 millones de judíos. ¿Qué otra versión hay?, ¿la de los nazis? Como
se sabe muchos países condenan con la cárcel a toda persona que niegue el
holocausto. Otro caso similar serían si
los museos del Apartheid en Sudáfrica recogiesen las versiones que sobre el
asunto tienen los blancos que discriminaron cruelmente a los negros.
Mientras en los museos del holocausto y
del apartheid llaman a los asesinos por su nombre, y recuerdan las barbaridades
que cometieron para que no se vuelvan a repetir, en el Perú se alienta a los negacionistas del Informe de
la Comisión de la Verdad y Reconciliación. “Que Dios nos coja confesados”.
En otra inquietante declaración el presidente de la Comisión de ese inicialmente
llamado Museo de la Memoria, y luego con la intención de descafeinarlo fue bautizado
oficialmente como “Lugar de la Memoria,
Tolerancia e Inclusión Social”, dijo que
“será
un espacio sin mucha explicación o adoctrinamiento, sino con arte y cultura”.
Preguntemos a los judíos si su Holocausto
no necesita explicación o adoctrinamiento. O si para explicar el apartheid los
sudafricanos se conformarían con representaciones artísticas y culturales y no
con explicaciones y adoctrinamiento.
¿Hay alguna reacción de los peruanos ante la
barbaridad que se hace para ocultar uno de los mayores genocidios en América?
No, no la hay. Preferimos seguir viviendo
en la hipocresía no vaya a ser que molestemos al poder económico y a los pretorianos que lo defiende.
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