INDIGNACIÓN Y COMPASIÓN
Francisco
Chamberlain, s.j.
Al comenzar a escribir este artículo, tengo que admitir que me llena de una rabia e
indignación, quizá no muy santa, ciertamente distinta de la indignación de
Jesús en el evangelio del domingo pasado (Juan 2, 13-25), cuando entra en el
templo y ve a los vendedores de animales y palomas para los sacrificios
rituales, convirtiendo la casa de Dios en un puro negocio (del que los curas
del templo seguramente recibieron su tajada). Jesús voltea a las mesas de los
cambistas y tira las monedas por el suelo; agarra el látigo y bota a los
vendedores de animales y de palomas. Sus palabras más duras se dirigen a los
vendedores de palomas, porque la paloma era el sacrificio al alcance de los
magros recursos de los pobres. Hacer negocio con los pobres era lo que más le
indignaba.
Hace seis meses vinieron
a Ayacucho el Ministro de Justicia, la presidenta de la Comisión de Derechos
Humanos del Congreso, la congresista Pérez Tello, una mujer de gran
sensibilidad, el ex-presidente de la CVR, el Dr. Salomón Lerner Febres, para la
ceremonia que declaraba el terreno abierto todavía de lo que quedaba de la
Hoyada como un Santuario de la Memoria de los muertos y las barbaridades hechas
en este lugar y a la larga de los años de la guerra interna. En el mismo acto
el Sr. Pillaca, haciendo las veces del presidente de la Región de Ayacucho
mientras Oscorima hacía su campaña de re-elección, decía que el GRA iba
enseguida a cercar el terreno del santuario para evitar nuevas invasiones del mismo.
Hasta ahora, NADA se ha hecho.
El 9 de febrero Oscorima
puso la primera piedra de lo que llamaba el Parque de la Memoria (¡Carajo!, no
es un parque, sino un Santuario). Se dijo rebumbantemente que en 45 días el
terreno estaría cercado. Hasta ahora NADA se ha hecho. Lo único hecho es que algunos
pobladores de la zona ha limpiado un pedazo del terreno para lo que parece una
canchita de fulbito. ¡Por Dios!
Sr. Oscorima, está
empezando su segunda vuelta como terminó la primera, autoritariamente sin
sensibilidad, sin consulta a las personas sobre sus planes, sin consulta a ANFASEP,
sin consulta a CORAVIP, sin consulta a los hombres y mujeres del Movimiento por
los Derechos Humanos en Ayacucho, es decir, sin ninguna sensibilidad para con
las personas que han sufrido tanto, sin sensibilidad para con la actual
generación y las futuras generaciones de ayacuchanos. Eso de convertir el
terreno en un vulgar parque es una soberana estupidez. Queremos un Santuario que
nos recuerde las barbaridades del pasado, para que ahora y en el futuro no se
repitan.
Sr. Oscorima, le
faltan cantidades industriales de la virtud de la compasión. La compasión es la
virtud, la práctica, que nos hace verdaderamente humanos. Si bien el mejor
practicante de la compasión en la historia humana es Jesús de Nazaret, esta
virtud es fundamental para cualquier ser humano, sea creyente o no. Es
ciertamente fundamental para todo gobernante que quiere construir el bien común
de su pueblo.
A veces en los
textos litúrgicos, felizmente no siempre, se dice que Jesús tuvo lástima de la
gente. No es lástima lo que Jesús sentía, sino compasión. La compasión es la
virtud, la capacidad, de entender de cabeza y corazón lo que vive el otro, los
otros, tanto sus penas como sus anhelos, sus deseos, sus alegrías. Es salirnos
de nosotros mismos, de no hacer que mis ideas, mis gustos, mis planes sean lo
que siempre han de prevalecer. Es de veras tomar en cuenta la situación del
otro, de los otros, sobre todo la situación de los que sufren de alguna u otra
manera.
Ninguno de nosotros
somos perfectamente compasivos siempre. En efecto, todos tenemos los brotes de
egocentrismo en mayor o menor grado. Si se quiere, todos somos pecadores. Pero
el alcance de nuestra más plena humanidad posible depende de nuestra capacidad
de ser hombres y mujeres compasivos.
Sr. Oscorima, haga cuanto antes ese cercado prometido más de una vez. Consulta a la gente más sensible al tema de la Hoyada antes de hacer algo. Me imagino que Ud. no tiene como vocación la de ser un imbécil. Que no sea un simple idiota prepotente ante un tema tan sentido para tanta gente.
Tiene que ser el "santuario de la memoria" para recordar a los más de 13,000 ciudadanos Ayacuchanos asesinados en la época de la violencia terrorista, rendir, honores a nuestros hermanos campesinos y campesinas que por defender la democracia fueron cruelmente asesinados por los terroristas, rendir homenaje a las madres que pedían clemencia a los terroristas para que se llevaran a sus hijos, homenaje a los hombres y mujeres inocentes que fueron asesinados en estos años de barbarie terrorista, rendir homenaje a los hijos del pueblo que lucharon para derrotar al terrorismo a los policías , soldados y ronderos, a los gobernadores, alcaldes y líderes comunales y cada uno de los defensores y defensoras de los derechos humanos.
ResponderEliminarY por último debe ser trabajada y ejecutada por los profesionales y artistas ayacuchanos que conocen lo que verdaderamente paso en Ayacucho en los años de terror y muerte que vivió Ayacucho.