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viernes, 24 de octubre de 2014

LA OSCURA FORTUNA DEL CARDENAL CIPRIANI



Sobre Cipriani digo en mi libro ­–TODOS CONTRA LA VERDAD–: “… su declaración de que los derechos humanos son una cojudez no tiene tanta importancia, tampoco que respaldara el indulto que dio Fujimori al grupo Colina, o que en su despacho en Ayacucho hubiera un letrero que decía “aquí no se aceptan reclamos sobre derechos humanos”, o su empeño por menospreciar y acosar el trabajo de los jesuitas durante el “conflicto armado” incluyendo el llamar “terrorista” a un jesuita por enseñar en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. Ni siquiera me parece importante que se haya opuesto a la creación del Museo de la Memoria, o que pidiese el indulto de su protector Fujimori. No, nada de las estupideces que hizo o dijo me parecen tan miserables como el haber callado, protegido y encubierto los miles de asesinatos, torturas y violaciones cometidos en sus narices y de las que seguramente estaba enterado como lo estaba todo el pueblo de Ayacucho. Eso sí le condena a una paila del infierno que Dante reservó a los malos sacerdotes. Callar crímenes es muchísimo peor que insultar.”
Cuando escribí ese libro desconocía otra faceta más venal de este cardenal fujimorista. La revista Caretas de esta semana comenta el libro de la respetada periodista italiana María Antonieta Calabró que incluye al cardenal Cipriani en la lista de depositarios, muchos de ellos mafiosos, que tenía el oscuro Banco del Vaticano (IOR) actualmente bajo investigación ordenada por el Papa Francisco.
Pues bien, la nueva dirección del IOR pidió a sus clientes que aclarasen el origen de sus fondos. ¿Y qué hizo Cipriani? Pues lo que ustedes se imaginan: ¡Retiró sus depósitos!
No dice el informe a dónde se los llevó. ¿Los habrá traído al Perú? ¿O se los habrá llevado a un paraíso fiscal, a la isla Gran Caimán por ejemplo?
Hay más preguntas que saltan inmediatamente:
·      Cuál es el origen de esas suma sin duda millonarias, porque si fueran pocos soles no se hubiera dado el trabajo de sacarlo del país.
·      ¿Se los habrían dado Montesinos o Fujimori?
·  ¿Habrá declarado esos depósitos y sus correspondientes intereses a la Sunat?

Creo que es un deber del Estado ordenar una inmediata investigación de la fortuna de este cardenal corrupto y cómplice del genocidio cometido por las FFAA en Ayacucho.
También la sociedad debería exigir transparencia a este deslenguado cardenal furioso enemigo de los derechos humanos y adorador del becerro de oro.
Herbert Morote
23 de octubre de 2014

2 comentarios:

  1. Interesante comentario, habria que ver donde paro la pileta Bautismal de la iglesia que lo albergo San Francisco de Paula, los lienzos, los caliz de oro, albricias habria que hacer un inventario de todas las riquezas de todas las iglesias, que es lo que falta, como el caliz que se presto la iglesia Santa Teresa para disque para una exhibicion. creo q no volvio nunca.. todos esos tesoros no son de los curas ni del vaticano, sino del pueblo. ahi saben nuestros paisanos algunas perlas mas de este curita.

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  2. "No mires la paja en el ojo ajeno, sin antes ver la viga que hay en la tuya"

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