Extracto del libro TODOS CONTRA LA VERDAD de Herbert Morote
(página 21) (....)
El silencio cómplice de la jerarquía Católica
Ojo, no digo el
silencio de la iglesia católica porque en ella hay clérigos, monjas y fieles que
mantuvieron una conducta ejemplar y sacrificada frente a los crímenes de los
unos y de los otros. No, no hablo de esos miembros de la iglesia católica, de
lo que hablo es del silencio cómplice, traidor e insensible de la jerarquía de
la iglesia cuyo representante máximo en el país es el ahora “Eminentísimo y
Reverendísimo Cardenal José Luis Cipriani Thorne, Arzobispo Metropolitano de
Lima y Primado del Perú”. Este sujeto fue el primer cardenal que tuvo la secta
del Opus Dei, conocida por su ferviente adhesión al poder político y económico,
es decir a quienes Jesús dijo: “es más
fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico en el Reino de
los Cielos[1]”.
Los del Opus Dei
no se han dado por enterados del Evangelio y mientras tanto sirvieron en la
tierra a dictadores como Francisco Franco o al condenado Alberto Fujimori. Pues
bien, Cipriani estuvo en Ayacucho desde
1988 hasta 1999, al comienzo como obispo auxiliar y luego de arzobispo, es
decir durante casi todo el mandato de Fujimori a quien admiraba y apoyaba seguramente
desde el confesionario y abiertamente desde el púlpito.
Para hablar sobre
lo que significa Cipriani en el deterioro de los derechos ciudadanos se
necesitan muchas páginas que estoy seguro se encargarán de llenar otros
escritores con más tiempo y mejor hígado que el mío. Para mí, su declaración de que los derechos
humanos son una cojudez no tiene tanta importancia, tampoco que respaldara el
indulto que dio Fujimori al grupo Colina, o que en su despacho en Ayacucho
hubiera un letrero que decía “aquí no se aceptan reclamos sobre derechos
humanos”, o su empeño por menospreciar y acosar el trabajo de los jesuitas
durante el “conflicto armado” incluyendo el llamar “terrorista” a un jesuita por
enseñar en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. Ni siquiera me
parece importante que se haya opuesto a la creación del Museo de la Memoria, o
que pidiese el indulto de su protector Fujimori. No, nada de las estupideces
que hizo o dijo me parecen tan miserables como el haber callado, protegido y
encubierto los miles de asesinatos, torturas y violaciones cometidos en sus
narices y de las que seguramente estaba enterado como lo estaba todo el pueblo
de Ayacucho. Eso sí le condena a una paila del infierno que Dante reservó a los
malos sacerdotes. Callar crímenes es muchísimo peor que insultar.
Como se verá más
adelante, la CVR denuncia claramente al obispo de Ayacucho por su pasividad y
complicidad. Obviamente Cipriani se defiende: quien me ataca está atacando a
nuestra Santa Madre Iglesia Católica, mis enemigos son terroristas, comunistas,
ateos, “caviares”. ¡Viva el Opus Dei! ¡Abajo la CVR!
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El libro TODOS CONTRA LA VERDAD ahora se puede leer gratuitamente en PDF en la Biblioteca Virtual del Genocidio en Ayucucho. http://genocidioayacucho.com/libros/librosDetalle.aspx?Id=803