Hace algunos días Mario Vargas Llosa, presidente de la comisión del Museo de la Memoria, hizo declaraciones que deben haber dejado satisfecho al influyente sector de derechas que se oponía a su construcción creyendo que serviría para denigrar a las Fuerzas Armadas, protectoras de su status.
En declaraciones a la televisión, Vargas Llosa aseguró que en el museo “no se atribuirá la violencia a dos “bandos”, terroristas por un lado y Fuerzas Armadas por otro. El museo no puede establecer esa paridad que sería inmoral. No es verdad que ha habido dos bandos: ha habido una responsabilidad primera y mayor en esa guerra y es la de los terroristas; es Sendero Luminoso, es el MRTA y todos los que apoyaron esa locura sanguinaria”. Luego, sin mencionar por su nombre a las Fuerzas Armadas dijo que en la lucha “se cometieron abusos inaceptables en violación flagrante de las leyes”.
Examinemos lo dicho por el injustamente pospuesto premio Nóbel de Literatura. A primera vista se encuentran varias incongruencias: por un lado dice que no hubo dos “bandos” y por otro que la responsabilidad de esa “guerra” son los terroristas. ¿Puede haber una guerra sin dos bandos que peleen? Si lo que quiso decir Vargas Llosa es que en un lado peleaban los malos y en el otro los buenos, podíamos aceptarlo, sobretodo en este caso en que los buenos, las Fuerzas Armadas, ganaron para tranquilidad de la nación, y los que perdieron fueron los malos, los terroristas que iniciaron el genocidio. Lo erróneo y peligroso es decir que solo hubo un solo bando.
Este error calculado de Vargas Llosa debe causar menor preocupación comparado con el fin que pretende dar al Museo de la Memoria, eso sí es grave. Parece que Vargas Llosa no se ha dado cuenta de que la finalidad principal del museo no es recordar a uno o dos bandos de la guerra sino a las víctimas inocentes que no tenían nada que ver con ella y que fueron aniquiladas por el hecho de ser indígenas pobres, quechua hablantes y no estar armados. Un Museo de la Memoria no debería tener como finalidad principal resaltar a los genocidas perversos que mataron a 70,000 o más víctimas inocentes, casi todos niños, mujeres y ancianos, que violaron a miles de mujeres y hombres, que hicieron huir de sus tierras a cientos de miles de humildes campesinos. Para ver un museo de asesinos se puede ir al museo de cera de Madame Tussauds, pero para recordar el genocidio hace falta un museo que recuerde a los caídos por la siniestra locura terrorista y la asesina represión militar.
Mario Vargas Llosa no es ingenuo, sabe bien lo que dice. Por eso preocupa que para satisfacer a sus eternos amigos de derecha, aquellos que realmente manejan desde el poder económico las riendas del estado y la opinión pública, se construya un museo descafeinado, un museo “Light”, donde no se muestre el clamor viviente y actual de las víctimas reclamando justicia, un "lugar" donde no se hable de las injusticias sociales y económicas que llevaron a unos desquiciados miserables a eliminar a sus vecinos, un "lugar" donde queden ocultos los nombres de los asesinos que siguen protegidos por el estado. En fin, un "lugar" donde no se sepa la verdad de nada.
Ojalá que estemos equivocados y que la preocupación por las declaraciones de Vargas Llosa sea innecesaria. O, si estamos acertados en nuestro juicio, haya otros miembros de la comisión del museo, como el Dr. Salomón Lerner, que hagan valer su opinión.
viernes, 29 de enero de 2010
lunes, 25 de enero de 2010
¡SEGUIMOS CRECIENDO!
¡SEGUIMOS CRECIENDO! Los Fondos a la fecha de la Biblioteca Virtual del Genocidio en Ayacucho contienen: 500 libros; 600 artículos; 250 videos y películas; 300 fotografías. Todo clasificado por temas, autores, títulos. Es gratuito y muy fácil de usar. Visítanos. Te esperamos.
http://www.genocidioayacucho.com/
26 de enero de 2010
http://www.genocidioayacucho.com/
26 de enero de 2010
jueves, 14 de enero de 2010
EL PELIGRO DEL MUSEO DE LA MEMORIA
El futuro Museo de la Memoria corre un grave peligro. No es a causa de la oposición encabezada por un elemento impresentable como el ministro de Defensa, Rafael Rey, que se opuso a su creación porque ve en él un movimiento de la izquierda “caviar” que desea enlodar a la Fuerzas Armadas y socavar el gobierno constitucional. Esa acusación es tan descabellada que da vergüenza rebatirla, más aún cuando el presidente de dicho museo es Vargas Llosa cuyas ideas de derecha acérrima son conocidas por todos.
Tampoco la amenaza proviene de aquellos que ven en cualquier manifestación que reivindique a los indígenas un peligro a su status privilegiado frente a los “cholos de mierda”. No, un museo en Miraflores no será nunca un centro de peregrinación que subvierta las desigualdades de nuestro país y que por eso sea alguna vez clausurado.
Igualmente el museo no representa un peligro para la cúpula militar que con cierta mesura se opuso a su construcción por temor a mostrar abiertamente el deseo de indulto. Parece que los altos mandos lo han aceptado como un mal inevitable y se conforman con poner un monumento en honor a las víctimas de las fuerzas del Estado. Honor por cierto muy merecido y necesario.
Por otro lado el riesgo de fracaso del museo no provendrá de ninguna manera por el contenido del museo, ya que el Dr. Salomón Lerner, pieza clave de la directiva, sabe lo que debe exponerse y el servicio que debe prestar.
¿Entonces en qué radica el posible fracaso de un proyecto que ha luchado por convertirse en realidad? La respuesta es evidente: tanto los que han estado a favor como los que han estado en contra creen que el museo es el final de un largo proceso. Una meta. Un triunfo sobre la desidia de la sociedad y el temor culposo del gobierno. Existe pues un sentimiento generalizado que su inauguración va a satisfacer a todos, que terminará con los reclamos interminables de las víctimas, y no solo eso, sino que servirá para recordar esos dolorosos hechos a fin de que no vuelvan a repetirse. Ya veo su inauguración: grandes discursos de autocomplacencia, ¡Miren qué bueno es el gobierno que ha cedido a la presiones! ¡Admiren el buen trabajo que ha hecho el comité directivo! ¡Por fin se ha hecho justicia! ¡Hemos dado un gran paso hacia la reconciliación nacional! ¡Brindemos por un Perú unido! Unas rondas de pisco sauer y como siempre bombos, platillos y frivolidad.
La realidad es otra. Precisamente el peligro radica en que se crea que el museo servirá para evitar nuevas masacres. Al terminar la Primera Guerra Mundial todos decían NUNCA MÁS, y dos décadas más tarde el exterminio fue peor. La verdad es que recordar no evita la repetición de los hechos a no ser que haya justicia, reparaciones y eliminación de las causas que ocasionaron el genocidio o conflicto u holocausto, como ustedes quieran llamarlo, y que en nuestro caso ocasionó 70,000 muertos e innumerables violaciones y torturas.
La justicia no la hemos logrado. Peor, ha retrocedido durante el gobierno de Alan García. Los miembros de las FF AA que causaron horribles masacres siguen protegidos por el Estado. No conocemos la verdad de los hechos, no sabemos cómo pasó ni quiénes participaron. ¿Qué vamos a recordar sin saber la verdad? ¿La foto de una víctima? Por favor, hagamos un esfuerzo de seriedad por una vez en la vida. Ni las fotos, ni los videos, ni las grabaciones de testigos sirven para consolar a los deudos si no se conoce la verdad. Y conociéndola que se identifique a los asesinos y la justicia los ponga a buen recaudo, igual que a los terroristas que causaron todavía mayores dolores.
En cuanto a las reparaciones, tampoco éstas han llegado a las víctimas a pesar de las promesas presidenciales. Ni siquiera han dado dinero suficiente para terminar el empadronamiento de las víctimas, es más, este año 2010 el Registro Único de Víctimas ha visto recortado su presupuesto en una tercera parte. Todavía hay decenas de miles de víctimas que no han sido registradas ni lo serán.
Resumiendo: el Museo de la Memoria no debería ser considerado el fin de un triste episodio, sino el comienzo de una campaña para obtener justicia, registro de víctimas, reparaciones y eliminación de las causas subyacentes que fomentaron el genocidio. Sin esa campaña continua el museo servirá solo como eso, como un museo de la Inquisición, como un museo de antropología, se les visita y punto.
Herbert Morote. 15 de enero de 2010
BVGA
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Informe sobre recorte de presupuesto del Consejo de Reparaciones.
Cortesía de lamula.pe
Tampoco la amenaza proviene de aquellos que ven en cualquier manifestación que reivindique a los indígenas un peligro a su status privilegiado frente a los “cholos de mierda”. No, un museo en Miraflores no será nunca un centro de peregrinación que subvierta las desigualdades de nuestro país y que por eso sea alguna vez clausurado.
Igualmente el museo no representa un peligro para la cúpula militar que con cierta mesura se opuso a su construcción por temor a mostrar abiertamente el deseo de indulto. Parece que los altos mandos lo han aceptado como un mal inevitable y se conforman con poner un monumento en honor a las víctimas de las fuerzas del Estado. Honor por cierto muy merecido y necesario.
Por otro lado el riesgo de fracaso del museo no provendrá de ninguna manera por el contenido del museo, ya que el Dr. Salomón Lerner, pieza clave de la directiva, sabe lo que debe exponerse y el servicio que debe prestar.
¿Entonces en qué radica el posible fracaso de un proyecto que ha luchado por convertirse en realidad? La respuesta es evidente: tanto los que han estado a favor como los que han estado en contra creen que el museo es el final de un largo proceso. Una meta. Un triunfo sobre la desidia de la sociedad y el temor culposo del gobierno. Existe pues un sentimiento generalizado que su inauguración va a satisfacer a todos, que terminará con los reclamos interminables de las víctimas, y no solo eso, sino que servirá para recordar esos dolorosos hechos a fin de que no vuelvan a repetirse. Ya veo su inauguración: grandes discursos de autocomplacencia, ¡Miren qué bueno es el gobierno que ha cedido a la presiones! ¡Admiren el buen trabajo que ha hecho el comité directivo! ¡Por fin se ha hecho justicia! ¡Hemos dado un gran paso hacia la reconciliación nacional! ¡Brindemos por un Perú unido! Unas rondas de pisco sauer y como siempre bombos, platillos y frivolidad.
La realidad es otra. Precisamente el peligro radica en que se crea que el museo servirá para evitar nuevas masacres. Al terminar la Primera Guerra Mundial todos decían NUNCA MÁS, y dos décadas más tarde el exterminio fue peor. La verdad es que recordar no evita la repetición de los hechos a no ser que haya justicia, reparaciones y eliminación de las causas que ocasionaron el genocidio o conflicto u holocausto, como ustedes quieran llamarlo, y que en nuestro caso ocasionó 70,000 muertos e innumerables violaciones y torturas.
La justicia no la hemos logrado. Peor, ha retrocedido durante el gobierno de Alan García. Los miembros de las FF AA que causaron horribles masacres siguen protegidos por el Estado. No conocemos la verdad de los hechos, no sabemos cómo pasó ni quiénes participaron. ¿Qué vamos a recordar sin saber la verdad? ¿La foto de una víctima? Por favor, hagamos un esfuerzo de seriedad por una vez en la vida. Ni las fotos, ni los videos, ni las grabaciones de testigos sirven para consolar a los deudos si no se conoce la verdad. Y conociéndola que se identifique a los asesinos y la justicia los ponga a buen recaudo, igual que a los terroristas que causaron todavía mayores dolores.
En cuanto a las reparaciones, tampoco éstas han llegado a las víctimas a pesar de las promesas presidenciales. Ni siquiera han dado dinero suficiente para terminar el empadronamiento de las víctimas, es más, este año 2010 el Registro Único de Víctimas ha visto recortado su presupuesto en una tercera parte. Todavía hay decenas de miles de víctimas que no han sido registradas ni lo serán.
Resumiendo: el Museo de la Memoria no debería ser considerado el fin de un triste episodio, sino el comienzo de una campaña para obtener justicia, registro de víctimas, reparaciones y eliminación de las causas subyacentes que fomentaron el genocidio. Sin esa campaña continua el museo servirá solo como eso, como un museo de la Inquisición, como un museo de antropología, se les visita y punto.
Herbert Morote. 15 de enero de 2010
BVGA
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Informe sobre recorte de presupuesto del Consejo de Reparaciones.
Cortesía de lamula.pe
martes, 5 de enero de 2010
CONDENA A FUJIMORI E IMPUNIDAD A LOS ASESINOS
Es indignante la manera en que los medios de comunicación llenan sus espacios con la noticia de que la Corte Suprema ha ratificado la sentencia de 25 años de prisión a Fujimori por los crímenes de La Cantuta y Barrios Altos. ¡Qué maravilla! Pareciese que hay justicia en el Perú, que hemos recobrado nuestro honor, que en el Perú se goza de los derechos humanos. Solo falta que propongan levantar un monumento al Poder Judicial por su sabiduría, valor y entereza; y otro más grande al presidente Alan García por brindar las condiciones para que el juicio se haya celebrado con todas las garantías ciudadanas.
¿Por qué nos engañan de esta manera? Aquí lo único que ha pasado es que un presidente corrupto y asesino ha sido condenado por unas cuantas víctimas asesinadas en Lima. No quiero decir con esto que la matanza de 25 personas sea poca cosa. ¡No, qué va! Una sola muerte debería haber bastado para que el responsable fuese metido en la cárcel por vida. Nadie tiene derecho de quitar la vida a un ser humano. El engaño proviene en que este circo mediático pretende ocultar peores y mayores crímenes que no sucedieron en Lima sino en nuestra olvidada serranía a la que los medios de comunicación no hacen el menor caso. No les importa que hayan sido asesinados, no una veintena de inocentes, ni una centena, ni un millar, las víctimas fueron decenas de miles de personas que no tenían nada que ver con el problema, pero fueron masacradas porque eran pobres indígenas quechua hablantes que no estaban armados. Por eso hasta ahora a nadie le importa un rábano que en Ayacucho sigan apareciendo a cada momento fosas comunes con cadáveres entre los que se encuentran muchos niños y adolescentes. ¿Alguien cree que si la matanza en un barrio limeño hubiera sucedido en Pichupampa o si en vez de estudiantes de La Cantuta hubiesen asesinado a alumnos de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, Fujimori estaría preso? Pues no, él miserable estaría feliz en Japón o quizá hasta hubiera sido reeligido en el Perú.
Es verdad que hay muchos senderistas presos, pero dónde están los militares y policías responsables del 40% de los crímenes. ¿Cómo es posible que pocos meses atrás la justicia haya declarado inocentes a los militares de Los Cabitos diciendo que los nombres de las víctimas no aparecían en los registros oficiales de ese cuartel? ¿Dónde está el apodado “comandante Camión”, asesino sádico y perverso acusado por muchos testigos? ¿Por qué el ministerio de Defensa no da los nombres de los asesinos de indígenas que se refugiaron en la base militar de Putis buscando protección contra los senderistas y en vez de ello fueron asesinados arrojados a una fosa común bebes, mujeres y ancianos? Con hecho como estos podríamos llenar páginas y páginas fehacientemente documentadas. ¿DÓNDE ESTÁ, PUES, LA JUSTICIA PARA LOS 70,000 MUERTOS EN SU MAYOR PARTE AYACUCHANOS? ¿DÓNDE ESTÁ LA JUSTICIA PARA LAS MILES DE MUJERES VIOLADAS? ¿DÓNDE ESTÁ LA JUSTICIA PARA LOS TORTURADOS? Nada, aquí no pasa nada, lo que desean es que las centenas de miles de familiares se contenten con mirar a un presidente caído y se olviden de sus muertos. ¡Pues no!, ¡Los familiares de asesinados no aceptamos el intercambio! ¡Nosotros no olvidaremos a nuestros muertos y mantendremos su memoria hasta que todos los asesinos estén en la cárcel!¿Por qué nos engañan de esta manera? Aquí lo único que ha pasado es que un presidente corrupto y asesino ha sido condenado por unas cuantas víctimas asesinadas en Lima. No quiero decir con esto que la matanza de 25 personas sea poca cosa. ¡No, qué va! Una sola muerte debería haber bastado para que el responsable fuese metido en la cárcel por vida. Nadie tiene derecho de quitar la vida a un ser humano. El engaño proviene en que este circo mediático pretende ocultar peores y mayores crímenes que no sucedieron en Lima sino en nuestra olvidada serranía a la que los medios de comunicación no hacen el menor caso. No les importa que hayan sido asesinados, no una veintena de inocentes, ni una centena, ni un millar, las víctimas fueron decenas de miles de personas que no tenían nada que ver con el problema, pero fueron masacradas porque eran pobres indígenas quechua hablantes que no estaban armados. Por eso hasta ahora a nadie le importa un rábano que en Ayacucho sigan apareciendo a cada momento fosas comunes con cadáveres entre los que se encuentran muchos niños y adolescentes. ¿Alguien cree que si la matanza en un barrio limeño hubiera sucedido en Pichupampa o si en vez de estudiantes de La Cantuta hubiesen asesinado a alumnos de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, Fujimori estaría preso? Pues no, él miserable estaría feliz en Japón o quizá hasta hubiera sido reeligido en el Perú.
En recuerdo de las cuatro víctimas de la familia Morote.
Herbert Morote
4 de enero de 2010
BVGA
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Para recordar.
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Alan García,
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